Es muy típico que todos los cercanos al líder quieran quedar bien con quien dirige el poder. Por ello, el líder recibe no unas pocas, sino a veces cientos de propuestas para llevar a cabo actividades que supuestamente posicionen su liderazgo en un territorio determinado.
Muchas de estas propuestas incluyen reuniones, inauguraciones de obras, colocación de primeras piedras, inspecciones, fiestas, coordinación de acciones, actividades sociales y de emprendimiento, entre otras. La lista es interminable. Sin embargo, estas propuestas pueden ser aceptadas o rechazadas.
Un ejemplo histórico de cómo se manejaba la agenda de un líder es el caso de Adolf Hitler. Martin Bormann, quien manejaba y coordinaba las citas de Hitler, decidía con quién debía reunirse el Führer en cuanto a decisiones importantes. Bormann sabía quiénes estaban a favor o en contra de las propuestas y planificaba las reuniones según sus propios intereses personales.
La enemistad de Bormann con otros líderes del nazismo hacía que estos no fueran escuchados, mientras que invitaba a otros de acuerdo a su preferencia personal. Utilizaba su posición para alejar a personas que consideraba una amenaza o que no estaban alineadas con sus propias opiniones políticas. Esto demostraba que las decisiones se apoyaban más en intereses personales que en una base objetiva, resultando en un proceso subjetivo.
A finales de la guerra, Bormann básicamente creó una realidad distorsionada para Hitler, teniendo una gran influencia en el acceso y las reuniones del Führer, controlando en gran medida el flujo de información y la agenda. Esto demuestra que la agenda es tan importante que maneja los tiempos, el círculo que rodea a una persona, la realidad que percibe y la gestión propia. Si no se maneja de forma adecuada, el círculo más cercano, lleno de grupos de interés y muchas veces de novatos en cargos de relevancia, aprovechará la percepción del líder y le creará una realidad virtual que tendrá un costo en su aprobación, votación o gestión en la administración.
Las actividades que se agregan al líder van a definir en buena parte su imagen política, su entorno cercano y el mensaje visual y verbal que dirige al ciudadano. Por ello, no pueden quedar al libre albedrío de una secretaria o asistente, a quienes muchas veces se les delega la tarea y que se dejan llevar por pesos políticos dentro de la administración para decidir qué tema va y cuál no. Y peor aún de grupos internos de mayoria. La falta de gestión de los ministerios o direcciones suele llevar a culpar injustamente al departamento de comunicación.
Lo que un líder proyecta es lo que es, ya que la gente se deja llevar por emociones que crean sentimientos, los cuales forman percepciones y, finalmente, la imagen del líder. Por ello, es tan delicado el manejo de las actividades del líder.
En el caso de campañas electorales, hay ocasiones en las que el grupo que rodea al candidato le hace sentir que ya ganó la elección, que es el más guapo y popular de la competencia. Esto puede llevar a descuidar la campaña, cayendo en un agujero del que será tarde rescatarla, ya que no tiene una estrategia adecuada.
En el caso de la comunicación de gobierno, es aún más perjudicial para los ciudadanos cuando el líder ha llegado al poder y le hacen creer que todo va bien y que es el más querido. Quien devela la verdad es tachado de estar fuera de lugar y se lo silencia dentro de la administración. Incluso los más experimentados líderes que se reeligen pueden volver a caer en la trampa del ego y la vanidad, realizando cambios superficiales como remover a malos funcionarios que solo retrasan el hundimiento del barco, pues nunca tuvieron una estrategia sólida.
Algunos piensan que solo por mostrar a la ciudadanía que se hacen obras, la gente les va a querer. Aunque esto tiene sus puntos a favor, no es todo. Incluso para crear la agenda de obras se necesita una experticia, ya que dirigir las obras solo a ciertos sectores, temas y grupos te da apoyo en esos lugares, asuntos y personas beneficiadas. Es necesario medir qué parroquias reciben más obras de acuerdo a su población y necesidades insatisfechas, así habrá obras tanto por sectores como para toda la ciudad. Mientras tanto, es importante recordar a la gente el contraste con el pasado, el valor de las obras y la importancia que ahora les da el nuevo líder, para que no piensen que es únicamente parte de sus competencias.
Recuerdo que un político con quien solía trabajar decía de forma ingenua que las obras son de la gente, no de los políticos de turno (y es verdad). Sin embargo, el candidato que perdió la reelección aprovechó estos dichos del alcalde electo y repetía hasta el cuarto año de gestión que las obras terminadas no eran del alcalde en funciones, sino que fueron planificadas por su administración anterior. Repitió esto tantas veces que la ciudadanía terminó creyéndole. Además, el alcalde en funciones nunca prestó atención a la recomendación de cambiar su mensaje. Estuve un tiempo trabajando con este alcalde, pero cada cambio mínimo era un esfuerzo extremo, por lo que no continué. Luego supe que perdió de forma muy triste, cuando hace cuatro años había sido elegido como uno de los alcaldes con mayor votación.
La agenda del líder o del candidato es clave porque proyecta hacia el ciudadano si es un líder firme, planificador, gestor, carismático, eficiente, capaz de trabajar en equipo, honesto, etc. Por ello, la agenda debe responder a una estrategia que no debe confundirse con un simple calendario de inauguraciones o colocación de primeras piedras. Debe reflejar una visión para resolver problemas a corto, mediano y largo plazo, fortalecer el liderazgo, porque el pueblo sigue al líder de la manada, no solo a buenos administradores. Además, debe adaptarse al clima político nacional y local para saber qué es lo más conveniente en cada actuación en el territorio.
Entonces, la agenda es política y su elaboración corresponde a una estrategia de imagen que se proyecta día a día, a mediano y largo plazo al ciudadano. Dejar que esta sea elaborada únicamente por el líder sin ser asesorado o únicamente por el grupo cercano al líder puede crear fantasías y alejarlo de lo más importante: los ciudadanos.
Es necesario estar alerta y trabajar en conjunto con quienes entienden de imagen política de forma global y objetiva, no solo basándose en emociones que hagan actuar de forma subjetiva, sino con datos y análisis que permitan definir el camino a seguir.
Por ello como dice el consultor político Roberto Chediak es necesario estar en la mesa chiquita para llevar a cabo lo mencionado
Mgs. Fabricio Betancourt
Marketing Político
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La agenda del polítcio es su imagen ante la gente