Cuando no esperaba nada del CNE, lograron decepcionarme de nuevo. Después de echar un vistazo a las 15 hojas de reglas que explican cómo se llevará a cabo el debate, siento rabia de ver cómo la burocracia complica lo sencillo para justificar sus puestos de trabajo a pesar que el CNE solo trabaja dos veces cada 4 años y y está sobrecargado de burocracia poco preparada.
Más reglas obstaculizan el intercambio de ideas y van en contra del propósito mismo del debate, que es permitir que los candidatos expongan su proyecto de país y resuman la esencia que la ciudadanía busca para tomar decisiones de manera más racional o emocional.
¿Y por qué el debate es tan importante?
Muchos consultores afirman que el debate no define nada, y esto puede ser parcialmente cierto en culturas ciudadanas diferentes. Antes del debate, fui uno de los pocos que anticipó que el debate sería crucial en la decisión de los ciudadanos, como lo mencioné en varias entrevistas.
Y esto se debe no solo a cuando en las encuestas los candidatos aparecen muy cercanos, sino también a la escasa cultura política en nuestro país, lo cual demuestra que la campaña electoral de los candidatos en Ecuador es ineficiente debido a la falta de estrategia y una narrativa correcta. En estas circunstancias, el debate se convierte en la punta de lanza para definir una elección reñida.
El debate es como ese cuadrilátero donde, en lugar de puñetazos callejeros, un jab equivale a una respuesta bien trabajada, un gancho desarma el argumento del otro y un nocaut expone y destruye toda la narrativa del otro candidato, de modo que en los días siguientes la gente señale al perdedor y no olvide la frase impactante que la retórica del ganador dejó en la ciudadanía.
¿Entonces, el debate lo es todo? Creo que la ciudadanía, después de lo que vivimos en la primera vuelta del 2023, donde varios factores como la muerte de Fernando Villavicencio, la mala preparación de los candidatos en el debate, los ataques viscerales a Topic y un clima de búsqueda de alguien que contrarreste la negatividad política, apuntaron hacia un outsider que nadie esperaba pero que su apellido tenía un reconocimiento notable en el mercado electoral.
¿El hecho de que un debate sea más racional que emocional contradice alguna regla?
No, el hecho de que un debate sea más racional que emocional no contradice ninguna regla. Los debates políticos pueden abordar tanto aspectos racionales como emocionales, y es común que los votantes consideren ambos aspectos al tomar una decisión.
Es comprensible que en un clima de inseguridad los votantes indecisos busquen información adicional y esperen los debates para ayudarles a tomar una decisión informada. En una situación en la que se enfrentan problemas económicos y se lucha contra las mafias, es natural que los votantes consideren tanto la capacidad de un líder para abordar estos desafíos de manera racional como la conexión emocional que pueden sentir con ese líder.
En resumen, un debate racional puede ser una oportunidad para que los votantes evalúen las propuestas y planes de los candidatos de manera más objetiva, pero eso no significa que la carga emocional no sea importante. Los votantes pueden tener en cuenta tanto la racionalidad como las emociones al elegir a un líder que aborde los desafíos actuales del país.
Atentamente,
Ab. Fabricio Betancourt
Master en Marketing Politico.
Fabricio, excelente columna y tú opinión es sumamente fundamental.
Soy de los q piensa que el debate debe ser más emocional, ya que genera recuerdos en el reptiliano para llegar a las urnas.
Lo comparto pero no es regla absoluta en un clima político diferente
Muchas gracias por compartir este gran análisis. Donde la emoción contradice a la razón. El debate define la suma de votos. Pero de ahí a su cumplimiento deja mucho que desear.
un saludo amigo